· Philippe Cassegrain tenía 11 años cuando su padre fundó Longchamp en 1948.
· El éxito de Longchamp tiene cuatro palabras: creación, calidad, trabajo y servicio.
· Los estampados, el animal print, y el verde esmeralda acompañaron la celebración de los 70 años de Longchamp.
En días pasados se llevó a cabo en el interior del Palacio Garnier de París la celebración de los 70 años de la marca Longchamp, con una alfombra verde, una línea de caballeros vestidos de traje y mascara de cabezas de caballos que hicieron alusión al logotipo de la casa se le dio la bienvenida a los selectos invitados.
“Desde 1948, nuestros abuelos y padres nos han transmitido la pasión por la creación y el deseo de ser siempre únicos e inesperados. En Longchamp, nuestro afán nos impulsa a tomar riesgos y ser únicos en la forma en que difundimos nuestro estilo de vida francés, a la vez confiado, impertinente, y de corazón ligero. Como empresa familiar, nuestro verdadero lujo radica en nuestra independencia y autenticidad”. Jean Cassegrain
La noche estuvo a cargo de Dimitri Chamblas, ex director artístico de la Opéra Garnier y actual decano de la escuela de danza del Instituto Californiano de las Artes para crear un ballet sorprendente y universal. Con la presentación de treinta bailarines, ofreció a sus huéspedes un encuentro cercano con la danza. “El 70 aniversario de Longchamp es una manera que la casa permanezca profundamente arraigada en el presente, para proyectarse a un mejor en el futuro” Chamblas.
Hacia las 11:00 p.m. los famosos Feder y El Avener encendieron la pista de baile en un misterioso camino de luces verde neón; el color emblemático de la casa, los invitados pudieron finalmente celebrar 70 años de audacia y libertad.
“Durante 70 años, la casa de Longchamp ha estado en constante movimiento. Este es el sello distintivo de nuestra familia: avanzar, innovar, y siempre buscando mejorar. Es un desafío permanente para una empresa familiar en un mundo hiper-competitivo de la moda que nunca se detiene. El movimiento es un estado de ánimo: la Opéra Garnier y el mundo de la danza ilustran perfectamente esta filosofía”. Sophie Delafontaine; Directora artística.